Hola que tal durante todo el
mes de octubre por el día de hallowen,
haré una creepypasta los viernes no sé cuándo se publique ya se ese día o en la
madrugada del sábado, pues esta es la segunda creepypasta que contaré después de
El osito Carlitos, espero que sea de tú agrado si te gusto te agradecería mucho
que me dejaras tu comentario.
La siguiente historia que
contaré está basada en hechos reales debido a que fue algo que me sucedió a mí,
si eres una persona que se altera con facilidad o se asusta demasiado te
recomiendo salir en este mismo instante pues lo que estás a punto de leer es
verdaderamente perturbador.
Todo comenzó cuando mi madre comenzó
a regalarme los juguetes de acción de la serie Max Steel, era uno de los niños
más fáciles pues tenía muchos juguetes mi colección ya era muy grande hasta
haber alcanzado el límite de espacio en mi juguetero un día me quede solo en
casa cuando de repente escuché un ruido que provenía de mí cuarto, cuando
llegaba a mi cuarto siempre encontraba un Max Steel tirado… Esto siguió un par
de días así hasta que ya no sólo era encontrar un juguete tirado sino todas mis
cosas desordenadas, lo platique con mi madre y ella pensó que era solo mi
imaginación.
Una semana después no podía
dormir porque en la noche escuchaba ruidos, llegue al extremo que tuve que
comprar una lámpara nocturna para poder dormir si no estaba encendida no podía
dormir, recuerdo perfectamente que eran las 3 de la mañana cuando miré hacía el
juguetero cual fue mi sorpresa que me lleve, cuando comenzaba a cerrar los
ojitos por el sueño observe como los juguetes se movían de un lugar a otro. Al
principio pensé que era una alucinación pero cuando sentí unos golpes en mis
piernas sabía que no era cosa mía, miré a mis piernas y efectivamente los
juguetes me estaban atacando con sus cuchillos de plástico y las armas que
tenían recuerdo haber arrojado uno lo más que pude pero volvían y volvían una y
otra vez, los golpeaba hasta cansarme pero nada pasaba el plástico comenzaba a
endurecerse al grado de lastimarme. Recordar cómo me sentía asfixiándome por
tanto juguete es algo que no olvidaré nunca cuando mi mamá llego a mi cuarto
como por arte de magia dejaron de moverse, no dudé en regalar todos mis
juguetes mis padres nunca creyeron mí no entendieron mis motivos por lo que lo
hice pero desde aquel día nunca he visto y ni quiero volver a ver un Max Steel
demoniaco.
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