miércoles, 21 de octubre de 2015

El misterio del 4 Rey mago Artabán.


El nombre “Artabán” proviene del persa y corresponde a cuatro reyes partos, así como a un hermano de Darío I y un general de Jerjes. 


¿En realidad solo eran 3 reyes magos? 
El punto de encuentro de los 4 reyes magos era Zigurat de Borsippa, donde iniciarían la travesía que los aguardaba. En este punto de encuentro llegaba Artabán con un diamante protector de la isla de Méroe, un pedazo de jaspe de Chipre y un fulgurante rubí de las Sirtes como triple frenda para el Niño Dios, pero en su largo camino se encuentra a un viejo moribundo que estaba herido a causa de unos bandidos, Artabán curo sus heridas y le ofreció el diamante al viejo para que pudiera continuar con su camino, al llegar a Borsippa el resto de los tres reyes magos había partido el comienzo del viaje.

Continuo el solo su viaje donde llego a Judea, donde no encontró ni a los reyes ni al redentor, sino a un sinfín de soldados de Herodes degollando a los niños recién nacidos, el vio a uno de ellos que con una mano sostenía a un niño y con la otra blandía su afilada espada, le ofrece el rubí al soldado a cambio de la vida del niño. Pronto los soldados de Herodes lo apresarían para encerrarlo bajo llave en el palacio de Jurusalén.

 

Treinta años duró el infierno, y fueron llegando sonidos de los prodigios, consejos y promesas de un Mesías que no era sino el Rey de Reyes al que fue a adorar. Con la absolución y errando por las calles de Jerusalén, se anunció la crucifixión de Jesucristo; encamina sus pasos al Gólgota para ofrecer la adoración largamente postergada, cuando repara en un mercado en el que una hija es subastada para liquidar las deudas su padre. Artabán se apiada de ella, compra su libertad con el pedazo de jaspe, la última ofrenda que le quedaba es ofrecida y Jesucristo muere en la Cruz: tiembla la tierra, se abren los sepulcros, los muertos resucitan, se rasga el velo del templo y caen los muros. Una piedra golpea a Artabán y entre la inconsciencia y la ensoñación, se presenta una figura que le dice: “Tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, estuve desnudo y me vestiste, estuve enfermo y me curaste, me hicieron prisionero y me liberaste”. Desorientado y exhausto pregunta: “¿Cuándo hice yo esas cosas?”, y con la misma expiración recibe la respuesta: “Lo que hiciste por tus hermanos, lo hiciste por mí”. Con él se elevó a los mismos cielos que en su juventud le guiaron en pos del Destino finalmente alcanzado.

En realidad, pese a que en algunos lugares se atribuye esta leyenda a antiguos textos, su origen es mucho más cercano y no tiene ninguna base bíblica. Artabán es un personaje ficticio protagonista del cuento navideño The Other Wise Man (El otro rey mago), escrito en 1896 por Henry van Dyke (1852 – 1933), teólogo presbiteriano estadounidense.
Cuenta el relato que Artabán era el cuarto Rey Mago que encaminó sus pasos hacia Occidente, siempre guiado por el fulgurante mapa celestial, en busca del niño Jesús.

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