domingo, 4 de octubre de 2015

Historia breve con el taxista.



Historia breve con el taxista.
Sé que he hablado más de experiencias propias que de temas de interés al público pero hay tanto que quiero escribir y tan poco tiempo que tengo, pero bueno comenzaré a relatar este pequeño detalle que me sucedió. 

El taxista no era tan pedereitor pero no le faltaba mucho para serlo xD.
Para comprender esto tienen que revisar la entrada titulada “3 relatos de un barqueño por el mar.” La primera historia o mini-relato que conté la titule “El taxista de mierda”, una vez aclarando esto quería contar lo curioso que es el destino porque lo que paso fue un 24 de septiembre y esto que contaré sucede el 26 de septiembre dos días después del comienzo.
Luego de contar un poco del ego de este señor pues también les hable de cómo me había tratado y todo eso por eso no hablare de lo que ya he dicho tratando de resumir lo más que pueda para ponerme escribir cosas interesantes xD, porque este sujeto después de cómo me trato sería el encargado de atenderme y llevarme a la casa por azares del destino pues mi padre no fue a recogerme en la central, el punto es que tenía pensado hacer muchas cosas porque sabía que el turno le correspondía a él bien pude haberlo humillado y pedir que no me llevará y demás cosas por el estilo.

Al final me subí a su taxi el tipo me atendió de una forma muy amable me llevo a mi casa me acodo el asiento para tener una mejor comodidad su actitud de soy el jefe cambio para darle la razón a su cliente, como es típico de los taxistas comenzó a narrarme su vida y no parar de dejar de hablar que sorpresas te da la vida que al final la persona que un día te humilló al día siguiente estará hablándote como si nada, esté era mi objetivo hablar sobre lo curioso que es el destino al final la entrada no quedo como esperaba hacerla pero hay tantos que escribir que te invito a servirte una taza de café y continúes con estas historias sabor a café que gran juego de palabras jaja te invito a dejarme un comentario me agradaría saber que hay alguien por ahí leyéndome.

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